
Como es costumbre, el pasado sábado, último del mes de mayo, se llevó a cabo la salida mensual de los componentes de Nit de Dijous. De momento, y pese a que en la nueva falla somos un montón más de parejas las que recibimos clase de baile, el sábado éramos los de siempre, pero menos. Fallaron Inma y Alex (tenían responsabilidades paterno-filiales), también fallaron Vicky y Vicente (aunque sí vinieron a la cena, las cuestiones laborales tuvieron la culpa), y tampoco vinieron Inma y Miguel; al parecer Inma sufrió un pequeño desvanecimiento cuando estaban pescando. Desde aquí te deseamos una pronta recuperación y no olvides que te esperamos el jueves próximo, como siempre. Elia y Teo tampoco vinieron, supongo que por cuestiones de familia. En definitiva, que fuimos los de siempre más una pareja nueva: Fernando y Salomé (Fernando es hermano de Toni Piqueras).
Pese a experiencias anteriores, repetimos cena en el Bar Jardyn y no quedamos defraudados, volvimos a quedar tan descontentos como la última vez. Comenzamos la cena a las diez y salíamos a la una de la noche. No es que tuviéramos prisa, no, pero una cosa es no tener prisa y otra es tirarse tres horas para unas tapas y un bocadillo. En su descargo he de decir que todo estaba bueno (aunque mi ternera estaba algo más nerviosa de lo que sería deseable), y además el bar estaba a tope de gente. El ejército de “camatas” que por allí pululaban no fue suficiente para dar un servicio ágil, volcándose más en las mesas de la terraza que en las de dentro del local. Menos mal que los del cumpleaños (veinte de la mesa de al lado), llegaron después que nosotros. No quiero ni pensar a la hora que saldrían.
Total, que a la una, salimos del bar y nos dirigimos a Continental. En esta ocasión llegar a la primera no fue ningún problema. Lo que nos llamó la atención es que en los alrededores había una congregación de gente impresionante. Parece ser que toda esta gente iba a Jardines, una “disco” que hay allí cerca.
A juzgar por cómo estaba de coches la calle de la sala de baile, pensamos que debía estar “abarrotá” (como la plaza del Dúo Sacapuntas), pero no fue así. Había gente, pero sin llegar al lleno. Más bien se quedó en algo más de media entrada, con lo que a pesar de lo tarde que era pudimos escoger sitio preferente en el altillo con vista directa a la pista de baile.
Brindamos con cava por las Bodas de Plata de Toni y Susana, nos echamos unos bailes, les dedicamos una canción, más concretamente una bachata, que bailaron muy acaramelados (caramelizados diría yo) y llegadas las tres y media pusimos rumbo a casa (ya no estamos para estar hasta el amanecer del día siguiente como los de la “disco” de al lado).
Y hasta aquí la breve crónica de un sábado de Nit de Dijous.
Pese a experiencias anteriores, repetimos cena en el Bar Jardyn y no quedamos defraudados, volvimos a quedar tan descontentos como la última vez. Comenzamos la cena a las diez y salíamos a la una de la noche. No es que tuviéramos prisa, no, pero una cosa es no tener prisa y otra es tirarse tres horas para unas tapas y un bocadillo. En su descargo he de decir que todo estaba bueno (aunque mi ternera estaba algo más nerviosa de lo que sería deseable), y además el bar estaba a tope de gente. El ejército de “camatas” que por allí pululaban no fue suficiente para dar un servicio ágil, volcándose más en las mesas de la terraza que en las de dentro del local. Menos mal que los del cumpleaños (veinte de la mesa de al lado), llegaron después que nosotros. No quiero ni pensar a la hora que saldrían.
Total, que a la una, salimos del bar y nos dirigimos a Continental. En esta ocasión llegar a la primera no fue ningún problema. Lo que nos llamó la atención es que en los alrededores había una congregación de gente impresionante. Parece ser que toda esta gente iba a Jardines, una “disco” que hay allí cerca.
A juzgar por cómo estaba de coches la calle de la sala de baile, pensamos que debía estar “abarrotá” (como la plaza del Dúo Sacapuntas), pero no fue así. Había gente, pero sin llegar al lleno. Más bien se quedó en algo más de media entrada, con lo que a pesar de lo tarde que era pudimos escoger sitio preferente en el altillo con vista directa a la pista de baile.
Brindamos con cava por las Bodas de Plata de Toni y Susana, nos echamos unos bailes, les dedicamos una canción, más concretamente una bachata, que bailaron muy acaramelados (caramelizados diría yo) y llegadas las tres y media pusimos rumbo a casa (ya no estamos para estar hasta el amanecer del día siguiente como los de la “disco” de al lado).
Y hasta aquí la breve crónica de un sábado de Nit de Dijous.
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