
Hace unos días, Berto nos citaba a todos para una merienda en el Parque de la Canaleta y, de paso, hablar de nuestro futuro artístico.
Y así, lo que comenzó como una simple merienda, acabó siendo una “merienda-cena” en toda regla. Entre las seis y media y las siete de la tarde, todos los integrantes de Nit de Dijous nos fuimos dejando caer, bolsa en mano, por la pinada de la Canaleta, con la sana intención de merendar y enterarnos de cuál sería el futuro del grupo.
Después de casi dos meses sin vernos, todo eran besos a dos carrillos, apretones de manos, unos más formales y otros tipo “colegas”, saludos efusivos, saludos cordiales, saludos correctos, saludos informales; en fin, todo tipo de saludos y de expresiones de reencuentro cariñoso entre los componentes y componentas del grupo (hay que nombrarlas también a ellas que si no se enfadan) ¡Ah!, y no digo “na” de lo de la niña. Sí, sí, de Andrea. No, la de “la Esteban” no, que esa es “Andreíta-cómete-el-pollo”), yo me refiero a la hija de Eva y Cal-los. No había niña ni “pa” empezar. Que si que bónica está, que si se parece a su padre, que si a su madre, que si esto, que si lo otro. Todo era poco, la niña lo merece (ya dicen que de padre feo, hija guapa).
Total, que entre unas cosas y otras se nos hicieron las siete y pico y ya estábamos todos. Bueno, sólo faltaban Vicente y Vicky, que estaban en no se qué historia con la Senyera de la Asociación de Fallas de Mislata y llegarían más tarde, pero merendados ya (menos mal, porque casi arrasamos con todo). Como digo, lo que comenzó como una simple merienda, pasó a ser un banquete en toda regla. Todos empezaron a sacar de los bolsos y del carro de la compra las viandas que con tanto cariño habían preparado en casa. Al principio, de ver tantas cosas, la mayoría decía no tener hambre, pero esto es como todo, caminando caminando se va haciendo camino.

Y dicho y hecho, le metimos mano a la empanada que trajo Berto (pero que hizo Dori), a la ensalada de pulpo de Inma (recién “pescao de matiná” por Miguel), a la pizza de Ana (que amasó Enrique), a los fiambres variados de variados asistentes y a las “pataquetas” de “fabes amb llonganissa y butifarra” de Tere (que cultivó Luis), sin olvidar que también nos comimos la “indemnización “ por despido (ya me entendéis). Todo ello regado con cerveza y vino de categoría, y rematado por unos postres que “paquétequierocontar” y un café que ni estaba caliente ni era del tiempo, pero que sirvió para rematar la merendola. Yo creo que tenemos que hacer más de éstas.
Y como ya lo más importante estaba hecho, le dimos paso a Berto para que nos contara novedades. Parece que la Falla Dr. Marañón está en buena disposición para acogernos como hijos adoptivos. Falta ultimar algunos detalles como el salario, los permisos retribuidos y la indemnización por despido, pero parece que la mayoría del clausulado está aceptado por ambas partes. “Asín” que, si todo va bien, en breve tendremos donde volver a practicar nuestros bailes o lo que quiera que sean.
¡Ah! Y desde aquí queremos aprovechar para invitar a unirse a nosotros a todos aquellos que sientan ese cosquilleo en los pies y que tengan ganas de bailar.
Lo dicho, de falla a falla y bailo por que me toca…
Y así, lo que comenzó como una simple merienda, acabó siendo una “merienda-cena” en toda regla. Entre las seis y media y las siete de la tarde, todos los integrantes de Nit de Dijous nos fuimos dejando caer, bolsa en mano, por la pinada de la Canaleta, con la sana intención de merendar y enterarnos de cuál sería el futuro del grupo.
Después de casi dos meses sin vernos, todo eran besos a dos carrillos, apretones de manos, unos más formales y otros tipo “colegas”, saludos efusivos, saludos cordiales, saludos correctos, saludos informales; en fin, todo tipo de saludos y de expresiones de reencuentro cariñoso entre los componentes y componentas del grupo (hay que nombrarlas también a ellas que si no se enfadan) ¡Ah!, y no digo “na” de lo de la niña. Sí, sí, de Andrea. No, la de “la Esteban” no, que esa es “Andreíta-cómete-el-pollo”), yo me refiero a la hija de Eva y Cal-los. No había niña ni “pa” empezar. Que si que bónica está, que si se parece a su padre, que si a su madre, que si esto, que si lo otro. Todo era poco, la niña lo merece (ya dicen que de padre feo, hija guapa).
Total, que entre unas cosas y otras se nos hicieron las siete y pico y ya estábamos todos. Bueno, sólo faltaban Vicente y Vicky, que estaban en no se qué historia con la Senyera de la Asociación de Fallas de Mislata y llegarían más tarde, pero merendados ya (menos mal, porque casi arrasamos con todo). Como digo, lo que comenzó como una simple merienda, pasó a ser un banquete en toda regla. Todos empezaron a sacar de los bolsos y del carro de la compra las viandas que con tanto cariño habían preparado en casa. Al principio, de ver tantas cosas, la mayoría decía no tener hambre, pero esto es como todo, caminando caminando se va haciendo camino.

Y dicho y hecho, le metimos mano a la empanada que trajo Berto (pero que hizo Dori), a la ensalada de pulpo de Inma (recién “pescao de matiná” por Miguel), a la pizza de Ana (que amasó Enrique), a los fiambres variados de variados asistentes y a las “pataquetas” de “fabes amb llonganissa y butifarra” de Tere (que cultivó Luis), sin olvidar que también nos comimos la “indemnización “ por despido (ya me entendéis). Todo ello regado con cerveza y vino de categoría, y rematado por unos postres que “paquétequierocontar” y un café que ni estaba caliente ni era del tiempo, pero que sirvió para rematar la merendola. Yo creo que tenemos que hacer más de éstas.
Y como ya lo más importante estaba hecho, le dimos paso a Berto para que nos contara novedades. Parece que la Falla Dr. Marañón está en buena disposición para acogernos como hijos adoptivos. Falta ultimar algunos detalles como el salario, los permisos retribuidos y la indemnización por despido, pero parece que la mayoría del clausulado está aceptado por ambas partes. “Asín” que, si todo va bien, en breve tendremos donde volver a practicar nuestros bailes o lo que quiera que sean.
¡Ah! Y desde aquí queremos aprovechar para invitar a unirse a nosotros a todos aquellos que sientan ese cosquilleo en los pies y que tengan ganas de bailar.
Lo dicho, de falla a falla y bailo por que me toca…
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