Últimamente estoy algo perro para escribir en el blog, pero no me resisto a comentar la vuelta a los ensayos después de las “vacas”…
Efectivamente, un desastre. Como siempre que quedamos en algo concreto sucede algo que hace que cada cual interprete a su manera lo que ha oído. Y así pasó, que el primer día de ensayo (miércoles, día 7, y no jueves, como de costumbre), estábamos a la puerta del casal el Mestre y Sra., y dos parejas más. Ni siquiera la “casalera” u “encargada del Casal Mayor del Reino” estaba a la hora que tocaba. Eso sí, llamó al rato para confirmar que sí había ensayo y bajó enseguida. Claro que no sirvió de nada. Como no vino “nadie” más, decidimos con acierto ir a tomar un helado mientras nos contábamos las peripecias vacacionales con todo lujo de detalles. Nos empapamos del crucero maravilloso por el Mediterráneo de Alberto y Dori, festejamos la buena nueva de la “abuelancia” de Quique y Ana, y alguna cosa más.
Ya sabía yo que cuando se nos cambia el paso acabamos por perderlo irremediablemente. Lo que no sé hasta que no vaya este jueves es si apareció alguien el jueves para ensayar. En fin, ya veremos como está el patio. Seguramente nos pasaremos medio ensayo debatiendo si se dijo o no se dijo, si se oyó o no se oyó y si hay que cambiar las fiestas de Xirivella para no tener el mismo tema de nuevo al año que viene.
Bueno, en otro orden de cosas, estamos esperando ya con impaciencia el parto de Alba, que acabamos de pasar la luna llena y parece que no le ha causado ningún efecto paritorio. A la que sí le ha hecho efecto el influjo de la luna ha sido a Vanesa, la hija de mis amigos Ramón y Paqui, que dio a luz un bebé encantador el pasado sábado. ¡Enhorabuena! Y como dicen los mayores, ¡salud para criarlo!
Ahora os dejo, ya os contaré más cosas en otra ocasión. Estoy esperando impaciente el inicio de temporada con expectación, a ver si nos metemos en harina y hacemos un buen pan.
Espero que todos hayáis pasado unas estupendas vacaciones.
Un abrazo.
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