El pasado domingo, en las inmediaciones del “POU DEL QUINT”, se celebró el enésimo CONCURSO DE PAELLAS de la Falla A, Molle-G. Gea, patrocinado por “Berto Paredes” que, por cierto, se hizo acreedor de un merecido tercer puesto, siendo galardonado con una botella de vino de Requena y un chorizo de cantimpalo que “pa” que te voy a contar.
La afluencia de participante al evento fue “mas-iva”, aunque no se emitió factura alguna para la declaración trimestral. Participaron lo menos unas doce o catorce paellas, y unas trescientas personas, sin exagerar. Exagerando, serían unas trescientas paellas y aproximadamente cinco o seis mil personas. Aquí pasa como cuando los datos de una manifestación los da la Policía Local o los convocantes de la “manifa”. Cada cual que elija lo que le parezca.
Previa compra en “Mercamona” de un ligero aperitivo el día anterior, los componentes de “Nit de Dijous” fueron llegando a los alrededores del Pou del Quin,t de cartón piedra, sito en la encrucijada de la Av. G. Gea y las calles A. Molle y Bras dels Horts, sobre las 12 h. del domingo pasado, haciendo gala de una puntualidad británica que no se observa de ordinario los días de ensayo. Ya sabéis aquello de: “A la taula y al llit, al primer crit”, pues eso…, que fuimos más puntuales que el cura de mi pueblo cuando celebra el Ángelus a esa misma hora.
La paella (o paellera, como mal dicen algunos)…, un auténtico lujazo. La trajo Teo el jueves anterior, y Alex se la llevó para “desvirgarla” en el patio de su suegra (¡uy!, que mal suena esto). Toda ella de auténtico hierro, trabajado a martillo y con unas asas rojas que quitaban el hipo. Eso sí, pesaba más que un matrimonio falso.
Mientras Berto intentaba con dudoso éxito nivelar la paella, toda una cuadrilla de mujeres se afanaban en pelar cuatro bachoquetas y limpiar dos alas de pollo de bandeja. Nunca vi tanta gente para tan poca faena. Pero ellas eran felices…, incluso observé cómo se turnaban en la tarea para no desfallecer del esfuerzo realizado. Entre tanto, con mucho tino y no menos trabajo, al parecer la paella llegó a su punto exacto de nivelación, y digo al parecer, porque después, con el caldo, se vio claramente que estaba desnivelada dos grados a estribor (parte derecha de la paella en el sentido de la marcha, o mejor dicho , vista desde donde teníamos la mesa de aprovisionamiento), lo que provocó que el caldo en ebullición se desbordara, llenando de sabor el serrín del suelo y de “alegría contenida” al paellero mayor.
Lo del aperitivo no tuvo desperdicio. Improvisamos una madera a modo de tabla de corte para trocear los chorizos, el fuet y el queso. La fallera mayor se pagó el jamón. Y las señoras, organizaron el resto de “mariconadas” como merecía la ocasión. A priori, parecía que iba a sobrar “mogollón”, pero con el tiempo y una cerveza tras otra, casi no dejamos que Berto disfrutara de su aperitivo. Menos mal, que algún alma caritativa le preparo un “mix de diseño” con su parte del festín. Puesya véis, de sobrar sobrar, más bien poco. Nos pusimos como el Quico.
Ahora bien, lo que no llegué a entender y sigo sin hacerlo, es qué coño hacía por allí Quique toda la mañana con un plato de higaditos fritos tapado con otro plato boca abajo. Parecía Golum, el avaricioso personaje que buscaba la sortija en el Señor de los anillos, cuando manifestaba ¡Esto es mío…, sóóóóóólo mío!
Algo más tarde llegaron Eva y Carlos con un “BOMBÓN” colgado del pecho del padre. Hay que ver qué razón tiene el dicho popular de que de padre feo, hija guapa (guapísima, diría yo). Es igual que su madre, aunque era al padre al que le caía la baba constantemente. Teníais que haber visto lo “chorroso” que estaba. Y no era para menos.
Casi que lo de la paella fue lo de menos. Algunas estampas pudimos ver entre la concurrida asistencia que merece la pena reseñar.
El año pasado propuse hacer un concurso de delantales, pero me he llevado una decepción, he visto los mismos, ni uno más. Eso sí, estaban las “Chicas de Oro” y los “Chicos de Plata”. Lo que me ha llamado poderosamente la atención ha sido la organización de esta edición: la informática ha llegado por fin al Concurso de Paellas. Un joven muy simpático, te preguntaba muy atento, mientras introducía los datos en el ordenador central: que cuántos comensales, que para qué hora, si preferías sol o sombra, si pagarías en efectivo o con tarjeta, y un sinfín de datos que procesaba con diligencia. Creo que Elia fue una de las personas que utilizaron este novedoso sistema de reserva de paella. ¡Bendita informática, que nos hace la vida más fácil!
De delantales no, pero de gayumbos sí. No hay más que ver una pequeña muestra. En primer lugar, los “Channo” de Toni “er” guapo, que ocupan un lugar destacado en el TOP TEN del mercadillo de Benifaió. Empatado a puntos, por su “glamour”, diseño y adaptabilidad, los “Spach” sobaqueros de Berto, número uno de ventas en la tienda de la esquina (de su casa). Por lo que respecta a los primeros, tan sólo pudimos ver la marca, dado que el modelo posaba con
determinación para que su “sponsor” no tuviera queja de la publicidad que le estaba haciendo. En cuanto al segundo, más exitoso, no cabe duda, todo el mundo tuvo ocasión de comprobar la elasticidad del tejido, que convertía, con un simple estiramiento,
un tanga en unos calzoncillos a la altura del sobaco. Im-presionante. Nos dejó a todos sin palabras, pero con un ataque de risa continuo. Personalmente, estuve padeciendo por el portador de semejante prenda, ya que debía tener los “güevos” a la altura de la garganta de tanto estirón.
Y con esto y algunas bromas, llegó la hora de comer. Llenamos la carpa hasta la bandera, Disfrutamos de la comida en buena compañía. La falla se salió (ensaladas, bebida, dulces, café). Un diez para la organización del evento.
A la hora de los premios, abucheo generalizado (como siempre). Jamás se darán unos premios de un concurso de paellas sin que los premiados no sean obsequiados con gritos de “Tongo, tongo…” (no sería una falla). A destacar los premios, que como ya he dicho, constaban de botella de vino y chorizo, vino y queso y vino y jamón, de menor a mayor categoría.
El “friegue” de la paella también tuvo su aquél. Alguna se ganó, por derecho propio, el castigo de fregar la paella en lo sucesivo, liberando de tan costosa labor a su madre, titular de la citada operación hasta el día de autos.
Acabamos en el “Camilo”, tomando otro cafelito, para despedirnos con buen sabor de boca. Un domingo distinto, muy agradable y con un tiempo “que lo flipas” como dicen los “modennos”.
Para los que no terminaron en Camilo, que sepáis que, a cuenta de la celebración de los cumpleaños de este mes, Berto, Toni y Quique, se pagarán unos buñuelos o churros (según gustos). Hemos quedado el día 10 a las 17:30 h. en la esquina de Cafés Camilo, o era el 17 a las 10 h. de la mañana en la puerta del casal de la falla, o tal vez el 14 a las 22:30 h. en la rotonda del Hospital. No sé, la noche me confunde. El que tenga dudas, que llame a Berto…
Lo dicho, Bona nit a tots i a totes.
2 comentarios:
Una vez más nuestro corresponsal “Lluisito”, nos deleita con su narrativa descriptiva hasta la milésima, haciendo que surjan carcajadas que …. Jopeta!! No te dejan terminar de leer, porque tienes los ojos empañados de tanto cachondeo.
Aunque esta vez hay un “Pero”, discrepo en el punto de la preparación de la paella. Concretamente cuando dices: “toda una cuadrilla de mujeres … maravillosas, fantásticas y exclusivas” (añadido por la comentarista) … se afanaban en pelar cuatro bachoquetas y limpiar dos alas de pollo de bandeja. Nunca vi tanta gente para tan poca faena”
Tan poca faena, de eso nada!! Te deleito con los detalles de tan afanada operación, porque tu no estabas en el mondongo de pelar a los protagonistas de la historia: el pollo y el conejo.
Pobrecitos si pudieran hablar!!! …. Habían cientos de trozos de pollo&conejo (esto es exagerando) y cada uno de ellos tenían que pasar por un proceso de despelleje total: “Que si la piel, que si la grasita, que si es demasiado grande”. Siempre con la supervisión última de la pinche del cocinero. En la operación no se oía otra frase que no fuera: “Dori, esto esta bien así? … no,no, quítale esa milésima de grasa, que Berto es muy especial.
Y así hasta que los cientos de trozos de pollo&conejo se quedaron en unos miserables “trocitos de no se sabe que”.
Y eso es todo, por lo demás nos salió un día genial.
Inma (la de Vicente, Alex o como quieras).
¡Xe!, tens raó. Hi havien milers de trossos de pollastre i conill, es deveres. No havia caigut en que no només era el que haviem comprat a Mercadona. Malgrat aixó, hi havia massa gent... podiem haver pelat el pollastre i el conill per a totes les paelles que se faràn aquestes falles en totes les comissions.
¡Ah! i pots posar el teu nom, no fa falta que publiques com a anónim.
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