NIT DE DIJOUS ATACA DE NUEVO

Podría ser el título de la próxima serie televisiva de éxito mundial, pero no. No es ficción sino una realidad, allá por donde pisamos no vuelve a crecer la hierba, o dicho de otro modo, allá donde nos dejamos caer damos el cante que te mueres…

El viaje “d’en guany” comenzó como siempre, con lo de los horarios y el sitio de “quedada”. Menos mal que ya nos vamos conociendo y no hubo confusión. Así que a eso de las “deu i mitja” salimos hacia Calpe del parking del Día o lo que quiera que sea (como lo cambian tan a menudo ya no sé qué narices es ahora).

Mientras caían chuzos de punta, hicimos la parada de rigor para reponer fuerzas, ya que el viaje hasta destino era largo (menos mal que no vamos a La Coruña, que si no, necesitamos dos días para llegar), eso sí, no hubo foto “pa” no calarnos hasta los huesos.

Al llegar al hotel, después de obsequiar a las damas con un precioso ramo de rosas y orquídeas y de hacernos la foto de rigor, coincidimos con el actor este.., sí, este que hacía “7 vidas”… eso, Javier Cámara. No le pedimos ningún autógrafo porque no quisimos molestarle mientras disfrutaba con su familia y amigos del “finde”. Eso sí, alguna colleja le dimos. Un tío “mu” majo él.

Y con todo esto, la hora de comer. Decidimos hacerlo en el buffet y que la pensión completa incluyera la comida del domingo para que Manolo y Tere no perdieran comba. A la próxima lo planificaremos de otro modo y comeremos en alguno de los restaurantes de paseo marítimo (ver foto).

Después de comer fuimos a fisgar a la zona deportiva y visitamos la piscina y el gimnasio, donde a alguno casi le da un “esparabás” del esfuerzo y otros salen disparados “patrás” en la cinta de andar, mejor dicho, de correr a toda castaña. Menos mal que el hotel tiene servicio médico por si hubiera pasado algo. Y como lo de machacarnos en el gimnasio no es lo nuestro, subimos a ponernos los bañadores y los albornoces del hotel para meternos de lleno en la piscina climatizada y en el jacuzzi. Lo cierto es que la tardecita acompañaba, no dejaba de llover con ganas, y cuanto más llovía mejor se estaba allí dentro. El reportaje gráfico nos sitúa perfectamente, no hay más que ver la aceptación del jacuzzi, que se desbordó debido al “overbooking” que padeció durante unos momentos. Una vez bien limpitos y cambiados de indumentaria, conseguimos que el hotel nos dejara una sala para desarrollar nuestra sesión de juegos y dinámicas de grupo, que junto con la sesión de baile con las “guiris” se han convertido en las estrellas de cada salida que hacemos al extranjero”, es decir, fuera de Mislata.

Alguna imagen hay que da fe de lo dicho. En esta ocasión no éramos muchos, pero lo pasamos muy bien (peor para los que no vinieron). La tanda de juegos fue muy novedosa, y la celebración de los triunfos también, ya que los equipos que se formaron pusieron todo su empeño en ganar a toda costa, de forma que cada victoria en un juego era celebrada por unos y abucheada por otros. El tentetieso tuvo su aquel, aunque en un par de momentos algunos estuvieron a punto de dar con sus huesos en el suelo. Las gallinitas ponedoras, todo un clásico, cumplieron su cometido, unas con más estilo que otras, que parecía más bien que iban a cagar en lugar de poner un huevo. La batalla de globos triunfó entre los participantes, que antes de acabar el juego estaban exhaustos, llegándose a dar el caso de que alguna participante pedía por favor que le explotasen su globo para terminar de correr por todo el recinto. El “pasword” casero no tuvo desperdicio. Al principio nos costó un poco encontrar la dinámica adecuada, bueno bastante, pero cuando le cogimos el tranquillo la cosa fue sobre ruedas. Como buenos “gentlemans” dejamos que ganaran las “madams”, o eso decimos nosotros; ellas dicen que nos machacaron vilmente, juzguen ustedes mismos.

Después de esto, la cena en un lugar apartado e intimista (al final del comedor y casi sin luz, para ser exactos). Y para rematar, unos pasos en el “hall” del hotel con la “Super orquesta Pepe y Pepa” Empezamos tímidamente, pero poco a poco fueron saliendo los “dancers” que cada uno llevamos dentro, “mu” dentro. Alcanzamos el clímax con YMCA, previo calentamiento con las guiris de turno, que estaban encantadas de que alguien les hiciera algo de caso, porque si no, estaban más solas que la una pegando botes como si estuvieran posesas. Alguno se quitó hasta el cinturón en el fragor del bailoteo y otros no salían de su asombro, al tiempo que todos aprendíamos la grafología de la canción: GUAY, AM, SI, HEY (que dicen los de mi pueblo). Al acabar “Pepe y Pepa” pasamos a la discomóvil, pero sin gran entusiasmo, ya que el “pincha” era más malo que tacón y encima quería echarnos para acabar antes. Le hicimos padecer un poco, pero al final pudo con nosotros y nos retiramos a nuestros aposentos, deseosos de celebrar el evento en cuestión, aunque algunos ya llevaban ventaja…

A la mañana siguiente, después de meternos entre pecho y espalda un desayuno que no se lo saltaba un gitano, cada cual decidió hacer una cosa. Mientras unos dieron un paseo, otros volvimos a la piscina con la intención de remojarnos de nuevo. Luego salimos todos juntos a pasear por el puerto y a babear con las exposiciones de marisco. Lástima que la comida la tuviéramos concertada en el hotel. Es igual, en otra ocasión iremos adrede y que no se hable más.

Al acabar de comer, cada cual hizo lo que quiso: unos tomar café, otros conversar, algunos fumar un cigarro y los más, dormir la siesta en los sofás de la entrada del hotel. Y es que a esas horas, mejor hacer la siesta que coger el volante ¿no os parece?

En fin, una más de NIT DE DIJOUS, y… hasta la próxima (y que no tarde).