Segundo año consecutivo en el que los componentes de Nit de Dijous celebran la tradicional comida de fin de temporada en la piscina municipal.
Con la canícula veraniega y el rigor de estos calores que estamos padeciendo, qué mejor lugar para compartir un día con los amigos, ponerse como el “Kiko” y darse algún chapuzón que otro al mismo tiempo.
Pues dicho y hecho. A primera hora del domingo 18 de julio, como si del alzamiento nacional se tratase de nuevo, las huestes de Nit de Dijuos hacían guardia a primerísima hora en la entrada principal del recinto municipal, pendientes en todo momento de que los milicianos rebeldes y los aguerridos combatientes de los ejércitos enemigos no se colasen delante a la hora de entrar, y así poder alcanzar una situación estratégica que nos permitiese disfrutar del día sin calores añadidos gratuitamente, debidamente parapetados debajo del sombrajo proporcionado por el regente municipal de turno.
Así pues, a las 10:30 AM exactamente, se han abierto las puertas del recinto municipal que alberga la piscina que ha sofocado nuestros calores y algún que otro “acaloramiento” puntual, pero que no ha llegado a mayores. La logística ha estado bien, el aprovisionamiento espectacular, y la situación de la tropa… estratégica, previniendo con exactitud el movimiento del sol para quedar en todo momento al abrigo, en posición perfecta para no ser descubiertos.
Una vez tomada la posición, y en vista de que el enemigo no desarrollaba ninguna estrategia de ataque, hemos pasado al avituallamiento de la tropa, que con la avidez acostumbrada ha dado buena cuenta del festival gastronómico que teníamos preparado, café incluido (como en los grandes restaurantes). Después, con la barriga llena, y visto que algunos elementos hostiles habían tomado la delantera, hemos desarrollado algunas maniobras acuáticas cerca de la orilla (tampoco era preciso meterse en honduras). Hemos aguantado en el medio acuático cuanto hemos podido y sólo nos hemos visto obligados a abandonarlo cuando las yemas de nuestros dedos parecían garbanzos a remojo del día de ayer y cuando el aparato de alguno ha tomado forma de cacahuete valenciano.
Una vez recuperada nuestra posición a resguardo del sol abrasador, fresquitos por la “remojá”, y viendo que el adversario no hacía ningún movimiento sospechoso, hemos decidido relajar un poco la tensión de la tropa mediante la entrega de unos presentes a nuestro capitán y señora. Todo ello, con el debido respeto y sin chufla ninguna, como no podía ser menos. Los “KITS DE SUPERVIVIENZA” han tenido mucho éxito, máxime teniendo en cuenta las condiciones en las que nos encontrábamos, porque, aunque con la posición tomada y bien defendida, no había que bajar la guardia, ya que las avanzadillas enemigas estaban dispuestas a aprovechar cualquier descuido por nuestra parte y apoderarse de alguna mesa o silla, cosa que afortunadamente no ha ocurrido porque nuestra tropa ha sabido organizarse estratégicamente, llevando a cabo una táctica de cierre de filas que no ha permitido ninguna infiltración enemiga. En estas lides, los encendedores de nuestro capitán y señora han jugado un papel fundamental para encender el fuego que ha mantenido en todo momento a raya al enemigo.
A la hora de la comida, y viendo que la pitanza escaseaba, no hemos tenido más remedio que enviar dos comandos en busca de algo que echarse a la boca. No podíamos permitir el desfallecimiento de la tropa por inanición, así que, como digo, dos comandos, uno un poco más “gay” que otro, han salido con el objetivo de volver con algo para paliar la hambruna que el regimiento estaba padeciendo.
Al cabo de lo establecido, el comando “no gay” ha llegado con lo esperado, una paella que no se la saltaba un gitano (bueno, ni dos tampoco), pero el comando “si gay” ha tardado algo más de lo previsto (a saber en qué zancocho se habrán metido). Cuando ya dábamos por perdidos a sus dos componentes, han aparecido abrazados y con un alijo de “Agua de Valencia” impresionante. A saber de dónde lo habrán sacado (mejor ni preguntamos).
Teniendo manduca y bebida “pa’burrir” de nuevo, la tropa se ha dispuesto para dar cuenta de los víveres confiscados por las dos patrullas, llegando en algunos casos al borde de la explosión gastronómica, pero afortunadamente no ha habido que trasladar a nadie al hospital de campaña. Este año, melón sí hubo. Estaba todo controlado. Menos mal…. Incluso tarta de cumpleaños de la señora del capitán… ¡qué detalle “pa” la tropa!
Mientras el enemigo sesteaba, los nuestros han aprovechado para echarse unas partidas al parchís, al mentiroso e incluso al chamelo, actividad esta última, debidamente controlada por las fuerzas de seguridad, que estuvieron vigilantes en todo momento para que no se produjese ningún altercado que turbase la tensa paz reinante.
Terminada la jornada, sin incidentes dignos de mención, los nuestros se han retirado a sus posiciones habituales, desde las que continuarán maquinando próximas estrategias para llevar a cabo en otros campos de batalla. Eso sí, después del verano.
¡OS DESEO UNAS FELICES VACACIONES A TODOS!
¡OS DESEO UNAS FELICES VACACIONES A TODOS!
PD. Documento gráfico no hay porque el reportero bélico tomó sus vacaciones. Eso sí, tenemos una foto de archivo de nuestro líder ataviado con el traje de "comando"
1 comentario:
Bueno Luis, que decir que no sepamos ya todos...
Eres el mejor reportero que nos podía haber tocado.
Cada día te superas. La crónica super-divertida y la verdad es que, casi me río más leyendo tus crónicas que pasando el día en la piscina.
jajajajajajajajajajajajajajajajajaja
Toni (el feo)
Lo de las guerrillas genial.
jajajajajajajajajajajajajajajaja
No cambies nunca Luis. Eres único.
Un abrazo (no gay)
jajajajajajajajajajajajajajajajaja
Toni (el feo)
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